“Con el viento solano” de Ignacio Aldecoa
Acabo de leer este libro del
autor Ignacio Aldecoa (Vitoria, 1925- , Madrid 1969), escritor que se podría
encuadrar en “la generación de los niños de la guerra.”
Este libro trata de una huida
que dura una semana. El libro está estructurado en siete capítulos, que se
corresponden cada uno con un día de la semana.
El protagonista es Sebastián
Vázquez, un gitano de veintinueve años, natural de Talavera (Toledo), que huye
de la guardia civil, porque ha matado a un miembro de este cuerpo.
El libro empieza con una
borrachera y termina con otra. En el trascurso de la primera borrachera tiene
una pelea con un tabernero al que hiere con un vaso roto en la cara. Huye
porque llaman a la benemérita, es perseguido y en esas dispara contra un
guardia y sigue huyendo. En esta huida marcha primero a Madrid, allí encuentra
a un viejo que había estado veinte años en la cárcel. Cuando se enteran, por
los periódicos, que el guardia había muerto, le da todo el dinero que tiene,
120 pesetas para que se marche.
Luego marcha a Alcalá de Henares,
donde vive un tío suyo, tratante de ganados, pero su tío no lo quiere ver en su
casa, para que no lo impliquen en el asesinato, le dice que su madre está en
Cogolludo. Hace el viaje en un camión con un faquir, come vasos de cristal, del
que envidia su libertad, el poder ir a donde quiera.
Ve a su madre y sus hermanas brevemente
y vuelve a huir.
Llega a un pueblo, que está de
fiesta, se coge otra borrachera tremenda y decide entregarse en el cuartel de
la guardia civil. Así termina.
El libro refleja perfectamente
la España de postguerra, en un lenguaje parecido al de Pio Baroja. Se utilizan muchas palabras procedentes del
caló, dado que el personaje es gitano, pero es tratado sin ningún atisbo de
racismo. Hay otras muchas palabras del castellano de aquel tiempo, que muchos
jóvenes actuales no sabrían su significado porque han quedado en desuso., por
ejemplo: bálago, trillos, cagajones y otras muchas.
El libro me ha resultado
interesante. Sólo que la edición que yo he leído estaba mal encuadernada y un
cuadernillo tuve que leerlo al revés, desde el final hacia delante.
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