lunes, 4 de abril de 2022

LA VIA VERDE

  


  

LA VÍA VERDE.





 

 Mi amigo Marciano, Juan (el francés) y yo hemos realizado, el pasado día 1 de abril, el tercer tramo del sendero conocido como la Vía verde.

Este sendero parte desde Puerto Serrano hasta Olvera, en la provincia de Cádiz, con una longitud de algo más de treinta kilómetros.

La Vía verde es un sendero construido sobre una antigua vía férrea, que se empezó a construir sobre en los años veinte del pasado siglo, durante la dictadura de Primo de Ribera. Pretendía unir Jerez con Cartagena, vía que vertebraría toda Andalucía de oeste a este. Estaba ya bastante avanzada, con mucha infraestructura construida: nivelación de terrenos, túneles, puentes, viaductos, etc. y que dejó de construirse, bien por falta de fondos o por haber entrado la República y posteriormente guerra civil y franquismo. El caso es que nunca llegó a utilizarse como línea férrea.

El primer y segundo tramo lo habíamos hecho en el pasado mes de febrero 2022.

El día que hicimos el primer tramo, previamente visitamos el dolmen de Alberite, situado en Villamartín.

 

 




 

Luego fuimos a Puerto Serrano, concretamente a la Estación, que construyeron para el fin previsto. Desagradable ver que estaba abandonada y en ruina. Con lo fácil que hubiera sido rehabilitarla y darle otra utilidad, espero que alguien lo tenga en cuenta y pueda dársela cualquier uso.

Desde allí iniciamos la ruta. Hicimos unos doce kilómetros entre ida y vuelta. Porque tuvimos que volver a donde dejamos el coche.





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Es un recorrido cómodo, prácticamente llano, pues las diferencias de nivel sol salvadas con túneles. Sólo encontramos un desnivel de bajada y subida, en un tramo cuyo túnel, el primero que se encuentra, estaba derrumbado y no se podía utilizar. Por curiosidad entramos en la boca de salida y caminamos por él unos 40 metros, hasta que vimos su derrumbe. Los siguientes túneles estaban en perfecto estado y eran transitables. Algunos de ellos, en otro tiempo, sirvieron para el cultivo de champiñones, porque en sus paredes ponían el nombre de la cooperativa que los explotaba.

En un bonito paraje nos sentamos en unas piedras a descansar y a comer. Allí mismo vimos, en unas madrigueras de conejos, cómo algunos gazapos salían y entraban sin ningún miedo.

Mientras comíamos pasó por la vía un rebaño de cabras, de unas quinientas cabezas, de la raza payoya, con las ubres repletas de leche. Hablamos con el cabrero y nos dijo que las llevaba a otra finca y que quedaban en otra finca otras tantas cabras.

Después de comer seguimos caminando, completando un total de algo más de seis kilómetros. Llegamos a un mirador donde se veía perfectamente el río Guadalete. Llevaba poca agua. La sequía. Allí estaba la finca a la cual había llevado las cabras y ésta vadeaban perfectamente el río sin ningún peligro

Después emprendimos el viaje de regreso. Misma distancia. Llegamos a la estación desde donde iniciamos el recorrido.

Durante todo el trayecto, tanto de ida como de vuelta, encontramos muchos senderistas, unos iban a pie, como nosotros, otros en bicicleta, que se pueden alquilar en algunos sitios. Muchos de estos senderistas eran extranjeros.

 Antes de coger el coche tomamos un café en un bar que está frente a la estación y ya regresamos a Jerez.

 

Otro día hicimos el segundo tramo, este iba desde la Toleta hasta estación de Coripe. Esta vez llevaba yo el coche. Lo dejamos en un área recreativa.

Para llegar a la Toleta tuvimos que atravesar el pueblo de Puerto Serrano y seguir por una carretera estrecha y con bastantes curvas, hasta que llegamos a un puente sobre el río Guadalete, donde se junta con su afluente Guadalporcún. Junta de los ríos.

Por encima del puente, a la derecha, vimos un azul, sobre el río. Creímos que era allí la junta de los ríos, pero no era. Tratamos de subir por la margen derecha del río para buscar la mencionada junta, pero fue imposible porque había mucha maleza.

Continuamos andando por la carretera como un kilómetro, hasta que llegamos a la Vía Verde, en el km. 9 y desde allí iniciamos el recorrido. Igual que la vez anterior pasamos túneles, puentes, viaductos. Concretamente pasamos un túnel enorme, casi de un km. que estaba iluminado. El paisaje sigue siendo el mismo: mucha vegetación, montañas, ríos. Ahora el río que vemos no es el Guadalete, sino el Guadalporcún.

Después de pasar ese túnel enorme, nos desviamos unos dos km a la derecha, por otro sendero y visitamos el chaparro de la Vega, una enorme encina que está catalogada como árbol singular. En torno a ella hay una bonita zona recreativa, visitadas por muchas autocaravanas, Allí se encuentra también una ermita, donde hacen romerías los del pueblo de Coripe.  En este paraje tan bonito hicimos la comida.

Después de comer reanudamos la marcha hasta llegar a la Vía verde y continuamos hasta la estación de Coripe, estaba ya cerca. Allí descansamos y tomamos un café. En este caso la estación había sido rehabilitada y servía de bar y un pequeño hotel.

Luego de descansar iniciamos el recorrido de vuelta. Viaje tranquilo, contemplando el paisaje.

Llegamos al lugar donde teníamos el coche. Y decidimos encontrar la junta de los ríos, que no habíamos encontrado al principio. Esta vez abordamos el río por su margen izquierda, después de recorrer sobre 900 metros, entre vegetación ribereña, encontramos la junta de los ríos Guadalete y Guadalporcún.

Hecho esto emprendimos en viaje en coche a Jerez.

 

El tercer tramo, que voy a describir ahora, lo iniciamos en la estación de Coripe.




Para llegar allí fuimos en dirección a Algodonales, pero antes de llegar, a la izquierda, hay un cruce que pone  Muela y Coripe. Es una carretera de montaña, muy mala, llena de innumerables curvas y muy peligrosa. De manera que a la vuelta no vinimos por esta carretera.

Llegamos a la estación de Coripe y, después de hacernos una foto, iniciamos el camino en dirección Olvera. El paisaje en este tramo es mucho más agreste, con montañas más pronunciadas. A destacar el Peñón de Zaframagón, donde hay una buitrera, se ven muchas buitras volando alrededor del Peñón. También se observa cómo el río Guadalporcúm sale de un desfiladero.

 




 

Quisimos seguir caminando hasta llegar al poblado de Zaframagón. Llegamos hasta allí, pero no subimos al poblado, que está el lo alto de una colina y estábamos ya bastantes cansados. Paramos en la boca del túnel que atravesaba esa colina. En un lugar que llamaban la Ventilla, a 8,2 km de Coripe, donde había un cebadero de terneros y el olor era desagradable.

Mi amigo Marciano entrabó conversación con el vaquero, que era de Olvera, pero que vivía en una casa que había allí, y le preguntó por las gentes que vivían en el poblado. Según nos dijo, solamente tres familias de gente mayor vivían allí.

Emprendimos el viaje de regreso y cuando estábamos algo alejados de ese lugar, donde ya no nos molestaba el olor de la vaquería, nos pusimos a comer, a la vera del camino a la sombra de un acebuche.

Después de comer reanudamos el camino. Pasado el Peñón de Zaframagón, divisamos un valle donde se juntaban el Guadalporcún con el Guadalmanil.





 

Y así, deleitándonos con el maravilloso paisaje regresamos al punto de partida. Intentamos tomar un café en la estación, pero estaba cerrada. Por eso nos fuimos al pueblo de Coripe, un pueblo blanco y limpio, de la provincia de Sevilla, que está en lo alto de un monte. Allí, en la plaza, tomamos café.

Después seguimos ruta hacia Montellano. En este pueblo hicimos una parada para que nuestro amigo Juan (el francés) visitara a una paisana suya, que regentaba un hotelito dedicado a asuntos taurinos. Después de esta visita nos dirigimos hacia Puerto Serrano y desde allí a Jerez. El camino era más largo, pero la carretera era infinitamente mejor que la de la ida.

 

El día 27 de abril hemos realizado el cuarto tramo de la vía verde. como de costumbre me recogieron, en la avenida del ejército, frente a sementales. llevaba el coche Juan. 

Seguimos la misma dirección de otras veces, A-384: Arcos, Bornos, Villamartín y, antes de llegar a Algodonales, volvimos a coger el desvío a la Muela y Coripe. Esta vez al llegar a un cruce, nos dirigimos a la Muela, que es una pedanía de Algodonales. Cruzamos el pueblo y seguimos por la carretera con muchas curvas hasta que llegamos a la estación de Navalagrulla. Lo mismo: los dos edificios de piedra que componían la estación estaban en ruina.



Esta vez el sentido de la marcha fue hacia atrás, hacia la estación de Zaframagón, que es donde habíamos terminado la vez anterior.

Iniciamos la marcha. Un día estupendo de primavera, paisaje verde y lleno de flores. 


En el trayecto divisamos una finca muy grande de reses bravas. Vacas y toros pastaban tranquilamente en el campo lleno de abundante hierba.





Atravesamos varios túneles, uno de ellos, llamado: “de la francesa”, era el más largo, cerca de novecientos metros. Estaba iluminado.




Volvimos a pasar por el viaducto del Zaframagón, donde se observa el Peñón del mismo nombre y que ya he comentado del tramo anterior. A la entrada del mismo observé que había un monolito con el anagrama del “Camino de Santiago”. La vía se ha habilitado como Camino de Santiago, porque, según dijo Marciano, antiguamente venía un camino desde las inmediaciones de Antequera (Málaga), hacia Olvera, y a la vera del río Guadamanil, llegaba a cruzarse con el río Guadalporcún. Vimos restos de puentes en ambos ríos. Se dirigía hacía el menhir de la Alberquilla,-que luego comentaré-, allí se reuniría con otro camino procedente de la sierra de Grazalema, se dirigiría después hacia Coripe, Morón y  Sevilla, donde ya empalmaría con el ruta de la plata.




Llegamos a la estación de Zaframagón. allí también hay un observatorio de los buitres del Peñón. Sentados en unos bancos de madera hicimos nuestra comida y descansamos un poco.


Por la tarde, a eso de las tres y media, emprendimos la búsqueda del menhir. No sabíamos su ubicación, porque no está señalizado. sólo estaba fotografiado en un cartel.

seguimos caminando por la vía unos setecientos metros, en el mismo sentido que llevábamos. Se adelantó Marciano. Nos estaba esperando a la entrada de una finca. Entramos por la cancela de la alambrada, seguimos unas roderas de vehículos agrícolas,  subimos una empinada cuesta. por fin llegamos a un llano. Allí estaba el menhir, junto a una alberca muy antigua, y un caño de agua más moderno que alimentaba un bebedero de animales. También, en la explanada habían construido una enorme charca circular, que estaba llena de agua, para que pudieran los helicópteros coger agua en caso de incendio en el bosque. Parece ser que Marciano había localizado el menhir, en su casa, mirando, con mucha paciencia, el googlee maps. Allí, en el campo, no había cobertura.










El menhir es un monumento megalítico. Posiblemente en su entorno hubo un núcleo de población. La abundancia de agua lo facilitaba. Y el cruce de caminos. Hechas las fotos correspondientes iniciamos el regreso.

Ahora caminamos en sentido hacia la estación de Navalagrulla. Hicimos un total de 18 kilómetros entre ida y vuelta.


El regreso en coche no lo hicimos por el mismo sitio de la ida, sino que continuamos la misma carretera hasta salir a la A-384, entre Olvera y Algodonales.


En una venta de carretera paramos a tomar café y a descansar. Llegamos a casa sobre las ocho de la tarde.


Queda pendiente, el último tramo.



Durante el mes de octubre, no recuerdo el día, los tres de costumbre: Marciano, Luis -el francés y yo, hicimos el cuarto senderismo por la vía verde.

A las 10 de la mañana salimos de Jerez, desde Ifeca, conducía yo. Fuimos por la carretera de siempre hacia la estación de Navalagrulla, Esta vez no fuimos por la Muela, sino que nos dirigimos hacia Olvera, pero antes de llegar, en un cruce hacia la izquierda fuimos hasta la estación.

Llegamos y, una vez hecha la fotografía con el trípode, nos dispusimos a emprender el sendero, esta vez hasta el final de la Vía verde: la estación de Olvera.

Tengo que advertir que todavía nos queda un tramo que hacer, uno que dejamos atrás, en el medio. Lo tenemos pendiente. Es un tramo más corto, pero tenemos previsto subir al monte.

Iniciamos el sendero hacia estación de Olvera, unos 8 kilómetros de ida y otros de vuelta. Este trayecto tiene muchos túneles, un total de 10, si no recuerdo mal.  El camino va ascendiendo suavemente, por lo tanto el regreso es un poquito más cómodo.


El paisaje es bonito, pero con la sequía de este año, la hierba no había nacido, y el color ocre se mezclaba con el verde de los muchos olivares que se divisan.

Ya llegando a Olvera, a la izquierda se veía, en el horizonte,  el castillo de Pruna (Sevilla).



Cuando llegamos a la estación de Olvera nos tomamos unas cervezas fresquitas que nos vinieron muy bien. Después buscamos un sitio, debajo de un hermoso olivo, y nos dispusimos a comer.  Cuando terminamos,  tomamos un café en el mismo bar de las cervezas y ya emprendimos el viaje de regreso.

El camino se hizo agradable, la temperatura era buena. Y así concluimos los 16 kilómetros.





Montamos en el coche y, hacia las 7 de la tarde, llegamos a Jerez. Algo cansados pero contentos.




El viernes, día 22 de noviembre del 23, realizamos, por fin. el último tramo de la Vía Verde, que habíamos dejado atrás. Justamente desde el cruce del cordel de Morón, es decir, desde el cruce de la carretera que va desde Puerto Serrano a Coripe, después de pasar por un puente sobre el Guadalete, donde ya estuvimos en una de las etapas anterior, pero esta vez, en lugar de dirigirnos hacia Olvera, no dirigimos hacia Puerto Serrano Una distancia de unos 3,5 Km hasta llegar el viaducto de los Azares.
Como siempre, salimos desde lfeca. Vamos siempre los mismos: Marciano, Luis , el francés y yo, pero esta vez nos acompañó Rafael, el padre de un amigo de un hijo de Marciano. fuimos en el coche de Luis, dirección Puerto Serrano, cruzamos el pueblo y enfilamos la carretera, mejor, camino vecinal que lleva a Coripe. 
Dejamos el coche antes de cruzar el puente sobre el Guadalete, nos hicimos la foto correspondiente, e iniciamos el camino. Un km, más o menos y llegamos a la Vía verde, ahora, dirección izquierda.
Pasamos por los túneles: Avioneta, Galletón y Esqueleto, este último, de 500 metros de longitud e iluminado. Llegamos al viaducto de los Azares.
Comimos, sobre las 2 de la tarde, en un mirador, donde hay un área de descanso, con mesas y asientos. en ese lugar el río describe un meandro muy bonito.
Después de un buen rato de sobremesa, emprendimos el camino de regreso hasta donde teníamos el coche.
Como la vez anterior fuimos a ver la junta de los ríos Guadalete con Guadalpullón. para enseñarselo al nuevo senderista. Allí conseguimos pasar, entre la maleza, a una pequeña isla arenosa, en medio del río, donde se podían apreciar bastantes huellas de nutria.
Volvimos al coche y emprendimos el viaje de regreso, En Villamartín nos paramos a tomar un café. Llegamos a Jerez cuando anochecía.
Hemos completado toda la Vía Verde.




Esta  vez nos acompañaba Rafael. hace la foto Marciano.


                                                   Túnel del esqueleto

                                                   Viaducto los azahares


                                                 Vista de la montaña, con una formación calcárea en la cima

                                                   junta de los ríos. Se observa nuestra sombra.



 

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