2 de abril de 2010
(Entre la religiosidad y el folklore)
Hoy he recorrido calles de Jerez, fotografiando los pasos que procesionaban.
Todo Jerez estaba en la calle.
Para acceder a la catedral tuve que rodear por calles estrechas, por las que nunca había pasado. Una vez allí, a esperar que fueran entrando los sucesivos pasos.
Mucho arte a hombros de costaleros. Música. Relativo orden, niños pidiendo cera derretida a los penitentes. Tiendecillas ocasionales sobre ruedas vendiendo chucherías. Bares totalmente llenos. Hombres elegantemente vestidos con traje azul marino o negro, mujeres de riguroso negro, algunas con teja y mantilla.
Me he preguntado muchas veces sobre la religiosidad de los cofrades. Creo, que al menos, los días que hacen estación de penitencia, lo hace con verdadera fe, sintiendo lo que hacen. Sufriendo el año que no pueden salir por causa de la lluvia.
El resto del año, no es que vivan a espalda de su Hermandad, tiene muchos actos en común. Hasta tienen sus casetas en la feria. Combinación de religiosidad y agnosticismo. También los he visto a las puertas de los supermercados pidiendo alimentos para campañas de ayuda a los más necesitados. No sólo es plata en los tronos, sino también caridad.
Hay quien pueda criticar el enorme gasto que supone para una Hermandad poner sus pasos en la calle. Las esculturas, los palios, la abundante plata de los monumentos e instrumentos, los mantos bordados en oro. Pagar a los músicos, cirios, velas, etc. ¡todo carísimo! Es cierto. Todo esto se podría entregar a los pobres, y la tradición se terminaría.
No obstante, los gastos que una Hermandad hace, sirve para dar trabajo a un buen número de artesanos: artistas escultores, orfebres, bordadoras, modistas, músicos, y muchos más, que de otra manera no tendrían trabajo.
En torno a la Semana Santa hay toda una industria, que mueve millones de euros.
Llevo muchos años en Jerez y nunca he pertenecido al movimiento cofrade, pero los respeto en lo que hacen. Creo que son continuadores de unas tradiciones, que, independientemente de la religión de cada cual, deben de continuarla. Es poner arte en la calle.
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